miércoles, 28 de enero de 2009

TAKASHI MIKE. DEL MUSICAL ZOMBIE AL MUNDO YAKUZA


La popularidad le llegó en 1999 con la película Audition (Ôdishon). Prolífico, ecléctico y controversial cineasta, conocido como el Tarantino oriental, capaz de crear sentimientos y sensaciones antagónicas en el espectador. Desde su debut cinematográfico en 1991 ha filmado más de setenta producciones, llegando a dirigir entre 2001 y 2002 quince películas de varios generos que van desde el cine z hasta los western (uno con Tarantino como actor).

La revista TIME lo incluyó en la lista de los diez jóvenes directores más prometedores, y a los que había que seguir la pista en el futuro inmediato, de todo el mundo. Se ha convertido en el representante por antonomasia de lo mejor del cine japonés. Con un amplio gusto cinematográfico que abarca vehículos de lucimiento para estrellas, series de televisión, películas de yakuzas e incluso algún musical ocasional,... etc. Miike es un cineasta único en todos los sentidos. En el 2003, se le hizo una retrospectiva de su obra en el Festival de Cine de Cannes, lo cual le aseguró su lugar como un director de renombre internacional.

Takashi Miike da un paso más en su trepidante carrera hacia el título de director de culto, rompiendo dogmas y moldes con una facilidad apabullante.
Si el director japonés había sido criticado por el surrealismo de algunas de sus películas, por sus enfermizos affairs con el gore en otras, o por centrar gran parte de su vasta filmografía en el universo yakuza, ahora nos sale con una comedia musical.¡¡¡Con zombies!!!
Se le pueden recriminar muchas cosas al gran Miike, pero al mismo tiempo se le deben atribuir sus proezas. Y es que el director de películas tan dispares como la trilogía de Dead or Alive, Audition, The bird people of China, Ichi the killer, Visitor Q o el censurado capítulo de Masters of Horror Imprint (Huella), tiene una capacidad camaleónica para hacer buen cine que, combinada con sus impredecibles catástasis, consigue dejarlo a uno como huyyyy que paso aki?.

Lo reseño aki por hace poco vi dos películas Fascinantes y muy lascivas la primera:

La felicidad de los Katakuri:





La película gira en torno a la familia Katakuri, la cual se traslada a una apartada e idílica zona rural para montar el negocio que les sacará de su eterna mala racha. ¿Por qué? Muy simple: porque una nueva autopista va a construirse cerca de allí, con lo que tan bucólico paraje comenzará a ser accesible para los turistas, los cuales necesitarán hospedarse en algún lugar. Y donde hay turistas, hay platika.Pero la mala suerte jamás abandonará a los Katakuri, pues su primer cliente decide suicidarse en la habitación de su hotel. JAJAJA ¿Qué hacer?

Si la gente se entera de que su primer cliente se ha suicidado, nadie querrá hospedarse en tan siniestro lugar. La solución: enterrarlo, y esperar a que cambie la suerte. Por desgracia, los siguientes clientes también acaban falleciendo, y así sucesivamente, por lo que el pantano que hay próximo al hogar de los Katakuri termina por convertirse en un improvisado cementerio.




Total mente surrealista, añádanle que una hija que se enamora de un timador profesional, un hijo ex-carterista, un abuelo loko , y el inicio y el final creados (sin motivo aparente) en stop-motion y números musicales que oscilan desde la balada ñoña al Rock'n'Roll. Además, hay que tener en cuenta que ninguno de los actores es bailarín ni cantante profesional, por lo que en ocasiones asistimos a coreografías similares a cuando nos ponen en la discoteca El meneíto o algo asi.

En definitiva, una nueva genialidad del maestro Miike que, pese a no ser una de sus mejores obras, sigue una línea lógica en su ilógica trayectoria como cineasta de culto, que hará que sus seguidores le idolatren todavía más si cabe, y que propiciará a sus detractores una nueva pieza sobre la que ensañarse.


TITULO ORIGINAL. Katakuri-ke no kôfuku
Año: 2001
Director: Takashi Mike
Genero: Triller Musical
y la segunda pelicula......
Ichi The Killer
Anjo, conocido jefe de la Yakuza, desaparece junto con un botín de 100 millones de yenes. Su mano derecha, el sanguinario y masoquista Kakihara, (el genial Tadanobu Asano, irreconocible respecto a su papel en “Zatoichi“) y el resto del clan, emprenden su búsqueda. Es así como el sadomasoquista Kakihara, tortura a montones de sospechosos; mientras, un misterioso individuo llamado Jijii (interpretado por el director Sinja Tsukamoto, autor de cintas vanguardistas como “Tetsuo” o “Tokyo Fist”) empieza a sembrar cizaña entre las bandas yakuzas inculpando a sujetos equivocados. Pese a ello, Kakihara descubre a Ichi , el verdadero asesino de su jefe. Y es que Jijii es en realidad el “padre adoptivo” de Ichi, un muchacho desequilibrado y antisocial que vive encerrado en su habitación. Para colmo, Itchi tiene severos traumas de infancia, que lo hacen perder literalmente el control…


De verdad que un intro muy bueno y una banda sonora rarísima, además de lo fritos que están todos los personajes…(Eso si es una película repleta de parafilias sexuales sadomasoquistas) .
Ultraviolenta e hipergore al tiempo que demencial y delirante, Ichi the Killer es un film profundamente romántico, por que sus personajes tienen como único objetivo la búsqueda de esa persona que les complete y dé sentido a su existencia.
A pesar de dar nombre al film, Ichi es el personaje menos activo, pues todos sus movimientos resultan siempre programados. Ichi ha crecido físicamente pero su mente ha quedado anclada en una infancia marcada por la indefensión y el sexo. Manipulando sus instintos más primarios, esto es, la venganza y el deseo sexual, se convierte en el asesino perfecto, no-sentimental y cercano al autismo.


Kakihara, el verdadero protagonista, vive su propia odisea masoquista, buscando el placer en el dolor. Para él, las personas que le rodean son o cuerpos físicos a los que torturar o armas afiladas que le dañen a él. Marcado y transformado prácticamente en un ser monstruoso verá en Ichi su única posibilidad de enfrentarse a un ser que es dolor en estado puro (capaz tanto de provocarlo como de sentirlo) cuyo sadismo es tan patológico como idiosincrático.
En el climax final Miike nos introduce directamente en la mente de su protagonista. Así, el público resulta transportado a una zona a medio camino entre el surrealismo y lo onírico, y dode todas las licencias poéticas son plausibles. Este final bien podría ser un ejemplo del objetivo del cine de Takashi Miike: un auténtico ataque a los sentidos del espectador.

Como dato curioso : Aki se identifican tres de los actores que aparecen en Kill Bill
Haciendo los mismos papeles.




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